viernes, 8 de octubre de 2010

" Cuento "

El Señor Destino vivía feliz, haciendo lo que quería, controlando la vida de todos como si de marionetas se tratase.

Tiro de este hilo y te quedas sin hijo.

Tiro de este otro y te ponen morado un ojo.

Creía el Señor Destino que todo lo podía dirigir, que nadie se iba a revelar.

Pero un buen día, tiró de un hilo y no pasó como otras veces, esta vez el hilo presentó resistencia y por mucho que tiraba no conseguía nada.

Entonces empezó a observar que los hilos no se tensaban, que las cuerdas se aflojaban y que las marionetas comenzaban a moverse por su cuenta.

Habían crecido, madurado, pensaban tomar sus propias decisiones, variar su destino.

Los muñecos cambiaban de camino y cambiaban su destino.

¡ Tengo derecho a amar ! Dijo una marioneta y las cuerdas voy a cortar.

¡ Yo quiero tener hijos! Dijo otra y los voy a buscar fijo.

¡ Pues yo quiero estudiar!

¡Y yo viajar !

¡Nosotros queremos ser libre!

¡Y nosotros vivir felices!.

Una a una todas las marionetas cortaron sus ataduras.

Y desde ese día, cada cual toma sus propias decisiones, sin obligaciones, sin miedo a ser manipulados, ni controlados.

Con la esperanza de haber decidido bien, con el deseo de que todo salga como deseamos.

Pero con la libertad para poder confundirse y volver a empezar.

 A partir de entonces hay un lema en la ciudad de las marionetas:

¡ Mi destino lo decido Yo ! 

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