miércoles, 14 de septiembre de 2011

" Todos los caminos conducen a Roma II "

El comentario de ayer de mi madre me ha hecho recordar mis primeros viajes a Madrid, naturalmente al médico.

Cuando tenía 7 años empecé un tratamiento médico largo, largiiiiisimo, años y años yendo a revisiones cada dos meses, es lo que tiene crecer despacio.

El caso es que en esos viajes mi madre y yo nos unimos mucho, hablamos nos reíamos y nos pasó de todo.

Salíamos a las 6 de la mañana en un tren que venía creo desde Portugal, donde la gente dormía donde podía, tirados en el suelo algunos y tardábamos por lo menos 4 h en llegar a Madrid, las dos bien juntitas, calladitas, si hubiéramos tenido la manta mágica de Harry Potter que hacía desaparecer a la gente la hubiéramos usado seguro.

Allí un taxis, que en los primeros viajes al notar que eramos de fuera nos hacían un recorrido turístico por la ciudad, después ya le indicábamos que conocíamos en camino y que no colaba la ruta que proponían.

En el hospital  yo me acercaba a la enfermera que daba las citas y con cara de buena y en plan pobrecita la decía: " intenta darnos la cita de todo para hoy, que somos de Cáceres y está tan lejos " siempre colaba.

Si salíamos del hospital y dábamos un paseo, mi madre proponía que no cambiásemos de acera que se desorientaba y nos perdíamos seguro "

Desde bien pronto mi madre se dio cuenta que ella era la adulta pero que la que se orientaba era yo y la que decidía las rutas también.

Un día a la vuelta perdimos uno de los billetes de tren y nos tocó pagarlo con recargo cuando el revisor nos los pidió, otro día descubrimos que  los vagones eran de primera o de segunda y que nosotros pagábamos billete de segunda, otro día el tren descarriló y nos quedamos en medio de la nada, sin agua y sin teléfonos durante horas.

Las veces que íbamos en autobús yo me mareaba tanto que llegaba a nuestro destino medio deshidratada y si mi padre nos llevaba tardaba él más en aparcar que nosotras en la consulta.

Después de unos 12 años y unos 70 viajes todos en ese estilo, me he negado a volver a montar en tren y autobús, solo de pensarlo me mareo, me dan náuseas, me entran sudores y no me da miedo coger el coche e ir a lo desconocido, por qué será ??


1 comentario:

  1. Se te ha olvidado contar las rutas en metro con apretujones en las horas punta y con gente de todas las calañas en los vagonesw y tambien las cosas buenas como cuando nos ibamos a comer a un buen restaurante para darnos un homenaje o a unos grandes almacenes a verlo todo y tocarlo todo.Mercedes

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